Review - Metal y ego en el Palacio: Motley Crue / Megadeth


Este texto lo compartimos íntegro de la noticia que salió en el diario El Informador de Guadalajara, Jal. escrito por un periodista que evidentemente no estuvo presente en el concierto por algunas imprecisiones en la reseña, el no haberse dado cuenta que Randy Castillo no vino y en su lugar estaba Samantha Maloney y el claro desconocimiento de lo sucedido durante Home sweet home.
Aunque tampoco es del todo incorrecto, algo me hace pensar que su artículo fue realizado recogiendo historias que escuchaba aquí y allá.

Por: Juan Carlos Guerrero
El Informador

Mötley Crüe y Megadeth se presentaron el pasado sábado en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México. Era una esperada noche dedicada a los sonidos pesados, pero un roce entre el público y el grupo estelar, además de fallas en el sonido, dejaron a los más de 15 mil asistentes un mal sabor de boca.

La gira Maximum Rock Tour que recorre actualmente la Unión Americana con la presencia de tres de los más fuertes actos de rock pesado estadounidense: Mötley Crüe, Megadeth y Anthrax llegaba al Palacio de los Deportes, sin éste último, banda por la que algunos seguidores aún preguntaban si también tocaría antes de ingresar al recinto.
La multitud de jóvenes uniformados con camisetas negras y chamarras de piel, entraban apresuradamente al recinto que finalmente se llenó a un 80% de su capacidad.

Megadeth: Potencia y madurez
A las 20:30 horas como estaba programado, Megadeth, la banda encabezada por Dave Mustaine, quien comenzó su carrera como guitarrista del grupo Metallica, hizo su aparición en el escenario y, dejando de lado complicadas escenografías, juegos de luces o alocadas carreras, se plantó firme en el escenario para hacer lo que los ha dado a conocer a lo largo y ancho del mundo: descargar un metal potente y certero, que demuestra la madurez de más de 15 años como banda emblemática del sonido thrash metal.

A tout le monde y la rítmica Symphony of destruction fueron algunos de los temas con los que el grupo recorrió su extensa discografía para rematar con un cover de Black Sabbath; Paranoid y el sencillo que los catapultó a las listas de popularidad al inicio de su carrera; Peace sells, cuya interpretación mostró a una banda menos estática y más emotiva en el escenario, que después de una hora dejó al público totalmente complacido en espera de los padrinos del heavy glam, Mötley Crüe.

Rock y glamour de L.A.
El escenario perdió la modesta decoración para dar paso a dos rampas rojas un muro de bafles y un complicado juego de luces instalado arriba del escenario.
A las 22:05, entre humo y tinieblas, en la parte posterior del escenario, fueron elevados por medio de una grúa dos automóviles con reflectores en su interior, mientras que las dos bellas coristas del grupo, enfundadas en diminutos y entallados vestidos subían por las rampas, arrancando los gritos del expectante público.
Vince Neil, Nikki Sixx y Mick Mars, acompañados por Randy Castillo, quien sustituye a Tommy Lee, arrancaron con el tema Kick at my heart, apoderándose rápidamente de la voluntad del público que continuó coreando a todo pulmón la siguiente canción: S.O.S. mientras Neil subía y bajaba corriendo las rampas, evocando la energía escénica que caracterizaba a la banda en los ochenta.
Los problemas con el audio, que convertía en ocasiones el sonido en un muro impenetrable y no dejaba escuchar la voz principal, parecía no molestar a los asistentes que continuaron aplaudiendo a la banda al presentar un tema de su más reciente disco New Tattoo y la pegajosa Dr. Feelgood, en la que las coristas salieron ataviadas con provocativos uniformes de enfermera atrayendo todas las miradas masculinas.
Ante la continua ovación, el bajista salió con una cámara de video para grabar al enardecido público que pedía los temas clásicos del grupo, que a continuación fue complacido con Knock 'em dead kid del album multi platino Shout At The Devil.

Peligro en el Palacio
Cuando los cuatro músicos eran completos dueños de la situación, surgió el problema.
Con una guitarra acústica, Mars interpretó una introducción a la máxima balada del grupo Home sweet home que motivó gargantas y prendió encendedores de miles de asistentes. Sixx y Neil se acercaron al público al borde del escenario, y en un descuido propio y del equipo de seguridad, ambos fueron jalados por los fanáticos, liberándose casi inmediatamente y regresando arriba, para interrumpir la canción y desaparecer molestos tras bambalinas. Cinco minutos pasaron y los gritos de desaprobación no se hicieron esperar. Un representante de los organizadores tomó un micrófono y pidió la calma, prometiendo la pronta reanudación del concierto. El ambiente se tornaba más denso en las tribunas palacio, con los gritos del público para que regresara Megadeth, y demostrando su repudio a la actitud de los Crüe quemando varias mantas.
Cuando parecía que el concierto no se reanudaría y los enojados asistentes descargarían su frustración con el mobiliario del recinto, entre abucheos y visiblemente molesto, el grupo angelino regresó a escena para interpretar Wild side.
Desde ese momento la actitud del público hacia el grupo, y viceversa, no fue la misma que al inicio de la noche, aunque los temas más esperados como Looks that kill, Girls, girls, girls y Live wire fueron tocados por el grupo.

Gritando con el diablo
Sólo hasta el cierre del concierto coronado por el tema más pesado del grupo, Shout at the devil, que fue enmarcado con rojas llamaradas de diez metros y explosiones, los asistentes se volvieron a entregar a la banda para corear la canción levantando sus puños.
Así hora y media después de salir a escena, entre los sonidos de una sirena y haciendo una caravana, el cuarteto se despidió de miles de jóvenes, que salieron del recinto aún coreando el nombre de Megadeth y reprobando a un Mötley que vive de sus viejos éxitos y parece conservar su actitud de intolerantes estrellas de glam rock.

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